Al momento de despachar un elemento sensible, ya sea por vía terrestre, marítima o aérea se debe asumir a priori un riesgo determinado. Este riesgo lo evalúa un técnico especializado para optimizar al máximo la seguridad del elemento transportado dado que el diseño y la realización de los interiores no es un problema menor. Para ello se utilizan múltiples técnicas y materiales para lograr la mejor protección.
Las protecciones interiores son de poliester, polietileno expandido y/o goma eva entre otros, en sus distintos espesores y densidades. La correcta combinación y configuración entre estos materiales es lo que permite la mejor protección del equipo transportado.
Estos materiales evitan la condensación de humedad sobre los equipos, ya sea por la temperatura generada por exposición solar o por la presurización generada en transportes aéreos.
Proporcionan una flotación del equipo y lo resguarda de los impactos gracias a su alta resiliencia (capacidad de recupero del volumen original).
Estos materiales pueden ser formateados a través de troquelados, moldeados o cortes configurados.
También es posible utilizar amortiguaciones especiales auxiliares para un resguardo adicional: Sistema elastizado con puntos de anclaje, abrojos de alta adherencia cintas de nylon vinculadas con hebillas ajustables y de fácil desacople.